martes, mayo 15, 2007

Historia de un inútil


Caseta de labranza reconvertida en refugio gastronómico. Las hay a miles. Acceso libre de controles de alcohol, (menuda escabechina de puntos si pusieran uno). Gestión comunal, o sea, adoptando el modelo "hormiguero": unos compran, otros cocinan; unos barren, otros friegan.
Reunida la peña para proceder a una habitual toma de alimento, (subsistir conlleva estos sacrificios) ese día con la única novedad de tener un nuevo invitado.
El hombre, luego de las presentaciones, buscó la más cómoda de las sillas, se sentó y se puso tirar flores: "que bien montado lo tenéis, que contento estoy de ser vuestro invitado, que olorcito tan rico sale de la cazuela, a ver este vino tinto, ¿no habrán por aquí unas aceitunitas?.
Un tropel de miradas inquisitivas, ¿un zángano en el hormiguero? fueron dirigidas al socio invitador, el cual tuvo que explicar amablemente al invitado el funcionamiento del grupo.
El "fichaje" oponía resistencia: "si no sé hacer nada, si en casa me lo encuentro todo hecho, no quisiera causar un estropicio, mirad que además de inútil, soy gafe..."
Finalmente accedió a ser el cafetero; fue determinante un comentario en voz baja que no pudo atribuirse a nadie: "cualquier gilipollas puede hacer café".
Una cafetera de aluminio, de las que tienen forma hexagonal, (y medidas 90-60-90) no produce un café tan bueno como el de los bares, pero en cualquier caso, muchísimo mejor que el de filtro de papel.
Y salió un café horrible, ¡más malo que el del cuartel!. Parecía agua sucia; hubo que tirarlo. Le hicieron desandar, paso a paso, la operación, para ver donde pudiera estar la anomalía.
-He llenado de agua el recipiente inferior y he añadido un par de cucharadas de café molido al que vosotros habíais puesto...
-Nosotros no habíamos puesto nada.
-Pues me pareció insuficiente el que había y por eso lo rellené un poco.
El que "había", ¡eran posos de la semana anterior!.
En fin, que tuvo que preparar la cafetera de nuevo.
Esta vez también parecía fallar algo, después de estar más de veinte minutos en el fuego, ya se debería haber oído el característico resoplido final del vapor.
-¡Mirad, mirad, se está derritiendo el asa de la cafetera!.
No costó mucho llegar a la conclusión de que se le había olvidado poner agua.
-Las primeras veces, ya se sabe....
-Se sabe que eres un inútil porque así te has definido tú mismo y no creo que nadie vaya a polemizar sobre ello.
Ahora no le dejan dar un palo al agua, al cabronazo.
¡Que envidia le tenemos los gandulotes de la peña!.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Jeje "Las primeras veces ya se sabe" "Se sabe que eres un inútil"... joer qué comentario más bestia y cruel ¿no? jejejejeje

Salud!!

Anónimo dijo...

Esto me suena a "Cria fam y echate a dormir", muy listo eñ amigo je,je.. yo creo que teneis que sufrir un poquito y darle alguna oportunidad más, que no diga que no quereis aceptarlo jeje

Besos

tootels dijo...

BUFF, HAY QUE APLICARSE UN POCO EN ESAS LABORESSSS
SALUDOS SIN ASA

Joyce dijo...

Qué mejor manera de escaquearse... si esa ha funcionado toda la vida.